jueves, 28 de abril de 2011

El poder del alcohol.

 
 


Se puso rimel para alargar sus pestañas y conseguir así una mirada más sugerente , y así fue, no pasó desapercibida , el color de sus labios se veía a varios metros de distancia y podía olerse su perfume por todo lugar por el que había pasado . Hombres de todas las edades le pidieron su número , y ella , inocente , accedía a dárselo a cambio de una copa .
Ya en el taxi , notó un ardor en su estómago que no era buena señal , y un dolor de cabeza que no podría irse ni con 20 aspirinas unas tras otra , entonces pensó que no había sido del todo buena idea intercambiar 9 dígitos por alcohol , no le salían las cuentas … ¿cuántas veces habría repetido su número aquella noche? Ya ni se acordaba , empezó a hacer cálculos pero no consiguió hallar la solución a su pregunta , probablemente fue porque era de letras , y las ciencias nunca habían sido su fuerte.

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