jueves, 28 de abril de 2011

El placer de sus pupilas.

 
Sus ojos revelaban verdades desconocidas para aquellos peatones que , sin un destino determinado , se lo cruzaban por la calle. Tras su mirada se escondían recuerdos inquietantes , recuerdos que él siempre intentaba olvidar porque albergaban emociones no aptas para niños . Pero aún así me gustaba mirarle a los ojos; era como un viaje a parajes lejanos y exóticos, como una cama de matrimonio con sábanas de algodón egipcio, realmente era como un beso bajo una tormenta veraniega; insólito, relajante y placentero a la vez.

1 comentario: