jueves, 28 de abril de 2011
El cajón del olvido.
Se despertó con el primer halo de luz que traspasó las cortinas de su habitación. Se levantó y buscó su orgullo , que había guardado minuciosamente la noche anterior bajo la almohada. Tras una ducha con agua fría para despojarse de todo sentimiento nocivo, que pudiera ser símbolo de debilidad ,acudió al armario , y decidió que aquel día , martes , tocaba vestirse de tristeza. Aunque le dolían los pies , se calzó unos tacones , para sentirse superior , aún sabiendo que era otro simple eslabón más de aquella cadena llamada vida. Añoraba los viejos tiempos , cuando aún era una niña que se dormía escuchando historias ficticias de príncipes azules y de amor ¿dónde habían ido a parar? Y esa felicidad que se vende en los cuentos, ¿dónde puede comprarse? Se puso dos gotas de perfume, un perfume que impregnaba de malicia el ambiente. Y tras hacer todo esto , rutina que repetía cada mañana , se iba a trabajar, para volver al caer la noche y guardar otro día más en el cajón del olvido.
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